Leer.es / Blog / 11 de febrero, Día Internacional de la mujer y la niña en la ciencia

Las Naciones Unidas han acordado recordar cada 11 de febrero como el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”, en el entendido que la ciencia y la igualdad de género son vitales para realizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidos en la Agenda 2030.

La fecha fue establecida en diciembre del año 2015 por la Asamblea General del referido organismo internacional, con el propósito de lograr el acceso equitativo y la participación de las mujeres en la ciencia.

Según el último informe de la FECYT (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología), en nuestro país, el interés por la Ciencia y la Tecnología de las niñas y las mujeres es, aproximadamente, la mitad del de los niños y hombres, en cada segmento de edad.

En un estudio desarrollado por ONU se comprueba que existen todavía “barreras” que impiden a las mujeres acceder al mundo de la ciencia. “La probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%”, afirma la organización en relación a un estudio efectuado sobre 14 países.

Se pueden leer testimonios de mujeres ingenieras en el artículo de El Mundo.

Pilar Tejo, la cuarta mujer española en finalizar Navales “Era la única chica en mi aula y en mi curso”, afirma. Algo parecido vivió Lola Norte, la primera española en obtener el título de Ingeniero de Minas, hasta el punto de aparecer en una reseña en el ABC del 18 de junio de 1975 como “la señorita María Dolores Norte Gómez, la primera mujer ingeniero de Minas que sale de la Escuela española”. Esto tampoco le suena raro a Carmen de Andrés, pionera en nuestro país en licenciarse en la carrera de Caminos, Canales y Puertos; ni a Inés Gallego, una de las primeras en sacar adelante Industriales en una facultad en la que “no había baños para alumnas, así que sabía que tenía que aguantar todo el día o recorrerme la escuela para que las secretarias me abrieran el suyo”.