El fomento de la lectura traspasa los muros de las bibliotecas públicas y viaja a aquellos lugares en los que acceder a un libro es imposible. De este modo, pueblos hispanoamericanos, regiones asiáticas, portuguesas, italianas, africanas o zonas remotas de Estados Unidos, rincones sin recursos, en definitiva, pueden disfrutar de la lectura gracias a programas o iniciativas ambulantes con animales. Estas bibliotecas ofrecen sus servicios a personas que no viven en núcleos urbanos o rurales y no pueden visitar uno de estos lugares llenos de libros.
Alfa y Beto son dos burros que ayudan al profesor Luis Humberto Soriano en La Gloria (Colombia) a hacer llegar los libros que los niños necesitan para estudiar y realizar sus tareas escolares. Además, este servicio de biblioburro promueve la lectura entre los vecinos de esta localidad.
Foto de Scott Dalton. The New York Times
En Laos, la Elephant Mobile Library promueve la alfabetización de la población rural y realiza una labor de sensibilización hacia los elefantes en peligro de extinción. Estos gigantes pueden transportar muchos libros, por lo que son muy adecuados para esta tarea.
La “biblioteca a caballo” es un proyecto de Indonesia que inició su andadura en 2015 de la mano del adiestrador de caballos Ridwan Sururi y su yegua Luna. Este hombre acerca su biblioteca (de más de mil libros donados) a las escuelas ubicadas en lugares recónditos y de difícil acceso.
Tres dromedarios que transportan casi 400 libros recorren el este de Kenia con el objetivo de proporcionar lecturas a las familias trashumantes, prácticamente analfabetas, de esta parte del país africano. Este programa de bibliotecas itinerantes fue comenzado por el Servicio Nacional de Bibliotecas de Kenia en 1985.
Las comunidades nómadas del desierto del Gobi (Mongolia) reciben la visita del famoso escritor de cuentos Jambyn Dashdondog, que viaja por zonas remotas a lomos de su camello para suministrar libros a esta población, que de otra manera no podría leer.
Foto del blog Érase una vez
Para promover e impulsar la lectura y escritura en las escuelas rurales de los Andes venezolanos, un “bibliomulero” y un promotor de lectura realizan cuentacuentos y reparten los libros de poesía, teatro y narrativa que la mula Estrella transporta en sus alforjas.
Todas estas historias son una muestra de la generosidad y compromiso de esas personas que recorren los rincones más remotos del mundo con el único fin de transportar y compartir su pasión por la lectura.